
Los pequeños desde edades tempranas quieren investigar las diferencias físicas entre los sexos. Es una pérdida progresiva, sin que se llegue a un final declarado. Muchos a esta edad optan por experimentar, arriesgarse y llevar las fantasías sexuales al límite. Se afianza la tendencia a la relación y al vínculo con determinadas personas, el atañer a un grupo. Dicho esto, sí que puede haber sexo. Para que se mantenga, depende sólo de un factor: la salud física. Porque el sexo no son solo hormonas y genética, sino afecto, matices psicológicas y complicidad.
Es bueno probar cosas diferentes en las relaciones íntimas, sobre todo aquellas que hacen que tus sentidos se activen. Todos tenemos fantasías sexuales. Pero no todo el mundo las ha puesto a prueba. Sin duda, son experiencias que se recuerdan toda la vida. Algunas personas no saben decir no a su pareja.
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